Como las piezas fundamentales en un rompecabezas siempre cambiante
Susana Matute Charun y el Movimiento Afroperuano
Resumo
Habitar un cuerpo negro no es fácil. Esto es algo que compartimos todos los países de la diáspora africana. Habitarlo siendo además mujer, amplifica los desafíos. En el caso del Peru, la existencia de las mujeres nunca ha sido fácil. Desde el inicio de la república, las normas de carácter civil han servido para fundamentar institucionalmente una ciudadanía restringida, limitada y, en muchos casos, accesoria a la del varón. Como ejemplo, tenemos la regulación del código civil que exigía que las mujeres casadas que quisieran trabajar fuera de caso podían hacerlo únicamente con el permiso de su cónyuge, o las que indicaban que las mujeres debían tomar el apellido familiar del esposo en cuanto fueran desposadas. Igualmente, las normas constitucionales que exigían que el voto (sufragio) solo pudiera ser ejercido por personas con propiedades (en un momento en que las normas civiles prohibían a las mujeres sostener propiedades a su nombre) y las que restringían el voto para las personas analfabetas, que en el Peru, siempre han sido mas mujeres. Lo cierto es que los derechos de los que gozan hoy las mujeres peruanas, aun si todavía insuficientes, se han ganado a pulso y luego de muchas luchas lideradas por el movimiento feminista nacional.